EN EL 204 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO
DE CHARLES DICKENS
obras completas de Charles Dickens, descarga gratuita
Charles Dickens:
<<materia prima interior>>
Por María José Martí, conelcuentoenlostalones.blogspot.com
¿Es
la escritura un edificio interior construido con una materia prima tan especial que sólo la poseen unos pocos? ¿Podrían ser las
viviendas más altas de una novela las vivencias más difíciles: los
sufrimientos y las injusticias sufridas en las propias carnes del escritor serían sus fuertes cimientos, y éstos los que le dotaran de
una sensibilidad especial para crear sus obras como jamás ningún otro ser humano lo hubiera hecho?
Porque
esto es lo que me planteo al conocer las vidas de los escritores de
siglos pasados, escritores que guardaron una historia negra y triste
entre las páginas de sus vidas, a veces en la infancia, como es el
caso de Charles Dickens. ¿De dónde extrajo todas aquellas historias
de niños maltratados y abandonados en orfanatos horribles? ¿de
dónde tomó ejemplos para sus personajes mezquinos, para sus cuentos
de explotación laboral y de ciudades llenas de miserias, prostitución,
ladrones, pobreza, enfermedad y vicio: de dónde salieron sus
anti-héroes, a los que les pasaban todo tipo de desgracias y donde
siempre, a pesar de todo, ganaban con ayuda del amor y la justicia?
Es
posible imaginar de dónde sacó toda aquella materia prima que
todavía hoy llena las estanterías de bibiliotecas de todo el mundo,
las butacas de los cines, las programaciones televisivas navideñas,
o una hilera entera de la sección de clásicos en cualquiera de las
librerías a las que nos acerquemos.
Porque
Charles Dickens tenía todo materia prima en su interior. Eran sus
pesadillas, sus vivencias, sus horrores de niño, los que él
aderezaba con otros personajes, palabras e imaginación. Personajes
que parecieron tan vivos como si hubieran existido de verdad, y que
ahí siguen, en la memoria de todos nosotros: Oliver Twist, David
Copperfield, Scrooge (de Canción de Navidad), Sam Weller (de Los
papeles póstumos del Club Pickwick) , el bueno de Pip, en Grandes
esperanzas...
Un
siete de febrero de hace doscientos cuatro años, nacía Dickens en
una pequeña localidad de Porstmouth: <<Charles John Huffam
Dickens>>. Llama la atención que no fue a la escuela hasta
pasados los nueve años, y que su formación fue más bien
<<autodidacta>>. Le gustaba mucho la lectura, y sus
libros preferidos eran, entre otros, Don Quijote de la Mancha, las
aventuras de Robinson Crusoe, las de Roderick Random y también las
de Peregrine Pickle, del escritor Tobias Smollett.
La
niñez de Dickens se complicó cuando su padre fue encarcelado en la
prisión de Marshalsea por contraer unas deudas. En aquellos tiempos,
la ley posibilitaba que la familia del moroso compartiera con él su
celda, y cuando la familia del pequeño Charles se trasladó a vivir
a la cárcel, a él lo llevaron a la casa de Little College Street,
una especie de casa de acogida para niños pobres, donde fue
internado. A los doce años, consideraron que tenía la edad
suficiente para trabajar y aportar dinero a la manutención de su
familia, así que le enviaron a una fábrica de betún para calzado,
donde, por seis chelines semanales, pasaba diez horas diarias pegando
etiquetas en los botes de <<shoes polish>>.
Así que,
resulta que Dickens fue un niño explotado, seguramente maltratado, y
que muchas de sus novelas no surgieron de su imaginación desbordada,
sino de sus propias vivencias infantiles, de sus temores, de sus
penas, y de una terrible sensación de abandono y soledad. En David
Copperfield escribió,:
<<Yo
no recibía ningún consejo, ningún apoyo, ningún estímulo, ningún
consuelo,
ninguna
asistencia de ningún tipo, de nadie que me pudiera recordar. ¡Cuánto
deseaba ir al cielo!>>
Y
al parecer, éstas son palabras autobiográficas.
A
los quince años, a pesar de no tener unos estudios certificados por
una escuela, Dickens debió mostrar bastante inteligencia y
resolución en el manejo de la escritura cuando le emplearon como
pasante en un bufete de abogados y, poco después, como taquígrafo
judicial. Sólo un año más tarde, comenzó a colaborar como
reportero en un periódico y a continuación le dieron un puesto de
cronista parlamentario. A partir de entonces, trabajó como
periodista político y editor, y ya nunca dejó de escribir.
Cuando
había formado una familia y gozaba de éxito, viajó a Italia y
Francia donde fue a conocer a otros dos grandes de su tiempo: a un
joven Julio Verne y a Alejandro Dumas. Al regreso del viaje, fundó
el Daily News y comenzó a dar conferencias por cosas tan variadas y
actuales como lo serían hoy en día, pues defendía los derechos de
autor, condenaba la esclavitud, la pena de muerte (que estaba en
vigor en Inglaterra), la explotación de la clase proletaria, o
también defendía los derechos de las prostitutas.
Una
gran parte de las obras de Dickens fueron publicadas por entregas,
como era costumbre de la época, en periódicos que salían semanal o
mensualmente. De ese modo, sus miles de seguidores tenían que
aguardar con impaciencia el siguiente capítulo para saber lo que
sucedía con sus personajes y todo aquello creaba una gran emoción
en los lectores.
Con
su segunda novela, publicada en 1839: <<Oliver Twist>>,
Dickens humanizó a las prostitutas con el personaje de Nancy y su
desgraciada vida, y motivó a pensar a mucha gente que esa clase de
mujeres eran en su mayoría pobres desafortunadas, y provocó también
que las autoridades volvieran su mirada a los arrabales de Londres
para limpiarlos de tantas miserias.
Dickens
idealizaba a sus personajes <<buenos>> y disfrutaba
caricaturizando a los malos. Son tan memorables, que incluso ya en
sus tiempos cobraron vida propia. “Gamp”, por el personaje de la
señora Gamp, se convirtió en una expresión de jerga inglesa para
describir una sombrilla, y otros nombres empleados por Dickens para
sus personajes fueron incluidos en el diccionario de la lengua
inglesa para describir a hombres quijotescos (Pickwickian),
insensibles (Gradgrind), o hipócritas (Pecksniffian).
Dickens
utilizaba arquetipos para sus personajes, y una de sus más famosas
obras <<Cuento de Navidad>> ha sido la más recurrida
durante estos dos siglos para expresar la moralidad y la humanidad
cristiana en las celebraciones de tales fechas.
En
<<Tiempos difíciles>> utilizó la sátira para describir
la explotación laboral del colectivo obrero, un estrato social
marginado al que los empresarios burgueses colgaron el despreciativo
nombre de <<Manos>>, como si para ellos, los hombres no
fueran hombres, sino simples apéndices de las máquinas que
manejaban.
Charles
Dickens retrató como nadie al conjunto de una época. No fue un
escritor aceptado, por ejemplo, por los escritores modernistas de su
época, como Virginia Wolf o Henry James entre otros, que veían en
sus obras un excesivo sentimentalismo, un abuso de personajes
grotescos y situaciones demasiado irreales. Pero en cambio, su
inefable poder para encandilar a las masas con historias intensas,
conmovedoreras y a su vez, colocar a sus personajes en situaciones
terribles de las que salían al fin victoriosos, fue y sigue siendo
parte de su grandeza como narrador. El mismo Carlos Marx declaró
públicamente que los novelistas de la época victoriana, y
especialmente Dickens, <<...exhibían al mundo más verdades
sociales y políticas que las que eran pronunciadas por políticos
profesionales, publicistas y moralistas juntos...>>
Desde
entonces, la época victoriana en Inglaterra quedó reflejada en sus
novelas, y hoy día simboliza a la sociedad de aquella época, a la
que se denomina <<dickensiana>>, por sus descripciones,
variadas y acertadas, de cómo era realmente la vida inglesa que él
retrataba en sus libros desde el período que va de 1837 hasta 1901.
Aquí
he nombrado algunos de sus cuentos y novelas más famosos, pero para
terminar me gustaría citar el comienzo de una de sus novelas cortas
menos conocidas, y que, personalmente, me parece una delicia incluso
para ser leída en voz alta. En ella exhibe Dickens una dulzura que
raya lo infantil. Es una historia de amor con una mezcla descriptiva
graciosa y casi cómica. Y así comienza… con la extraña y absurda discusión entre un escalfador donde se cuece la sopa y un grillo que dice crí, crí nos va presentado a los personajes...
Artículo de María José Martí, conelcuentoenlostalones.blogspot.com
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EL GRILLO DEL HOGAR
(Fragmento de inicio del primer capítulo)
Oye,
¿tú no has entrado en tu cocina cuando el agua o la sopa están
hirviendo en el puchero? Si es así, habrás oído muchas veces su
<<glú, glú>>, particular, te habrá parecido que te
habla, que te quiere decir algo, o que simplemente canta para sí
dentro de la vasija.
-<<Hum,
hum, glú, glú>>- decía en aquel momento el escalfador que la
señora Peerybingle había puesto sobre el fuego.
-
¡Ya voy, ya voy! -parecía decir-, deja la comida a mi cargo, yo la
haré tan sabrosa que John recordará siempre el camino, el hogar que
ha dejado por unas horas.
En
este momento se dejó de oír el <<crí, crí>> del
grillo en señal de protesta y, por cierto, con mucha razón.
-<<Crí,
crí, crí>>>>… si John tiene nostalgia del hogar, no
será ciertamente por tu sopa, ni por el fuego que chisporrotea
debajo de ti.
-<<Hum,
hum, glú, glú>>… las noches son frías y tristes, John
vendrá por el camino. <<Troc, troc>>, cantarán los
caballos, <<ruic, ruic>>, sonará la carreta. ¡John!
Regresa pronto, que una buena cena te espera al calor de la lumbre.
-<<Crí,
crí, crí>>… la luna ilumina el camino, la luz que sale de
la ventana danza sobre las piedras. John, ¿la has visto ya desde
lejos? ¡corre, corre! Tu mujer te espera. Yo la he visto,
impaciente, asomarse a la ventana a cada momento.
El
escalfador pareció reírse, tanto, que derramó parte de su
contenido sobre la lumbre; porque imaginarse a la señora
Peerybingle, que era bajita, alzarse sobre sus pies para llegar a la
ventana, que, justo es confesar, estaba más bien alta, era una cosa
algo divertida para él. Hay que tener en cuenta que, esta noche, el
escalfador había tenido una pequeña lucha con la señora de la casa
y estaba muy enfadado con ella, y por lo tanto muy predispuesto a la
burla…
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