Hoy, en la biblioteca de grandes clásicos, visitamos a Chejov. Y antes que nada, recomiendo especialmente la página de Luis López Nieves, un auténtico cofre del tesoro de los cuentos: www.ciudadseva.com LOS VERANEANTES Anton Chejov Por el andén de cierto punto de veraneo, hacia arriba y hacia abajo, paseaba una parejita de recién casados. Él la sostenía por el talle; ella se ceñía contra él y ambos se sentían felices. La luna, por entre los jirones de nubes, les miraba frunciendo el entrecejo. Con seguridad sentía envidia y enojo por su aburrida y forzosa virginidad. El aire inmóvil estaba impregnado de olor a lilas y acacias. Al otro lado de la vía, lanzaba un pájaro agudos sonidos. -¡Qué bien se está aquí, Sascha! -decía la recién casada-. ¡Decididamente, podría pensarse que estábamos soñando! ¡Fíjate en el modo acogedor y cariñoso con que nos contempla ese pequeño bosque! ¡Mira qué simpáticos son estos sólidos y callados postes telegráficos!... Con su presencia,
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