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Mostrando entradas de marzo 19, 2017

Vicente Blasco Ibáñez: "EL OGRO"

EL OGRO Vicente Blasco Ibáñez En todo el barrio del Pacifico era conocido aquel endiablado carretero que alborotaba las calles con sus gritos y los furiosos chasquidos de su tralla. Los vecinos de la gran casa en cuyo bajo vivía habían contribuido a formar su mala reputación... ¡Hombre más atroz y mal hablado! ... ¡Y luego dicen los periódicos que la Policía detiene a los blasfemos! Pepe el carretero hacia méritos diariamente, según algunos vecinos, para que le cortaran la lengua y le llenasen la boca de plomo ardiendo, como en los mejores tiempos del Santo Oficio. Nada dejaba en paz, ni humano ni divino. Se sabia de memoria todos los nombres venerables del almanaque, únicamente por el gusto de faltar, y así que se enfadaba con sus bestias y levantaba el látigo, no quedaba santo, por arrinconado que estuviese en alguna de las casillas del mes, al que no profanase con las más sucias expresiones. En fin: ¡un horror!; y lo más censurable era que, al en

FÉDOR DOSTOIEVSKI: El sueño de un hombre ridículo

EL SUEÑO DE UN HOMBRE RIDÍCULO Fédor Dostoievski I Soy un hombre ridículo. Ahora ellos me llaman loco. Y eso podría haberme supuesto un ascenso de grado, si no me siguieran considerando igual de ridículo que antes. Ahora no me enfado y todos me parecen simpáticos; incluso cuando se burlan de mí siguen de algún modo pareciéndome especialmente dulces. De buena gana me reiría con ellos –no ya de mí, sino por afecto hacia ellos- si no fuera por la tristeza que siento cuando los miro. Y me siento triste porque ellos desconocen la verdad, y yo sí la sé. ¡Oh, qué difícil le resulta a uno conocer la verdad! Pero ellos no lo entenderán. No, no lo entenderán. Antes me angustiaba porque les parecía ridículo. Más que parecerlo, lo era. Siempre fui ridículo, y lo sé probablemente desde el día de mi nacimiento. Seguramente supe que era ridículo desde que tenía siete años. Después estudié en la escuela, más tarde en la universidad. Y ¿qué es lo que sucedió? Pues que cua