Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2015

Los Veraneantes. Cuento de Chejov.

Hoy, en la biblioteca de grandes clásicos, visitamos a Chejov.    Y antes que nada, recomiendo especialmente la página de Luis López Nieves, un auténtico cofre del tesoro de los cuentos: www.ciudadseva.com LOS VERANEANTES Anton Chejov Por el andén de cierto punto de veraneo, hacia arriba y hacia abajo, paseaba una parejita de recién casados. Él la sostenía por el talle; ella se ceñía contra él y ambos se sentían felices. La luna, por entre los jirones de nubes, les miraba frunciendo el entrecejo. Con seguridad sentía envidia y enojo por su aburrida y forzosa virginidad. El aire inmóvil estaba impregnado de olor a lilas y acacias. Al otro lado de la vía, lanzaba un pájaro agudos sonidos. -¡Qué bien se está aquí, Sascha! -decía la recién casada-. ¡Decididamente, podría pensarse que estábamos soñando! ¡Fíjate en el modo acogedor y cariñoso con que nos contempla ese pequeño bosque! ¡Mira qué simpáticos son estos sólidos y callados postes telegráficos!... Con su presencia,

Antonio Machado: EL ÚLTIMO VERSO

En éste artículo o ensayo, -llámese como se desee-, quise ofrecer mi particular visión de la faceta humana de Antonio Machado, a la vez que iba descubriendo las vicisitudes que atravesó en ciertos momentos de su vida, especialmente en los últimos años. Doy gracias a Elena Marqués que me subió el artículo, lo corrigió  y compartió mi ilusión al hacerlo: gracias a Luisa Núñez y a Canal Literatura. El artículo EL ÚLTIMO VERSO fue publicado en dos partes consecutivas. Este es el enlace de cada una de ellas, donde se pueden consultar las publicaciones originales: canal-literatura.com/blog/zona-literaria/el-ultimo-verso-ii-por-maria-jose-marti-majomar/ http://canal-literatura.com/blog/zona-literaria/el-ultimo-verso-por-maria-jose-marti-majomar/ EL ÚLTIMO VERSO Hace algún tiempo le conté a alguien mi intención de escribir sobre los últimos años de vida de Machado, y ese «alguien» me respondió: —Machado… nuestra eterna cuenta pendiente. Ese alguien de quien les

MACARIO, CUENTO DE JUAN RULFO

Cuento de Juan Rulfo: Macario Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció. Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño. Y ahora ella bien quisiera dormir. Por eso me mandó a que me sentara aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos… Las ranas son verdes de todo a todo, menos en la panza. Los sapos son negros. También los ojos de mi madrina son negros. Las ranas son buenas para hacer de comer con ellas. Los sapos no se comen; pero yo me los he comido también, aunque no se coman, y saben igual que las ranas. Felipa es la que dice que es malo comer sapos. Felipa tiene los ojos verdes como los ojos de los gatos. Ella es la que me da de comer en la cocina cada vez que me toca comer. Ella no quiere que yo

VOCACIONES

Conexiones neuronales del cerebro, según  Ramón y Cajal María José Martí,  conelcuentoenlostalones.blogspot.com VOCACIONES Hace algún tiempo -no recuerdo cuándo-, una mujer se presentó en mi consulta sin cita previa, con el pelo alborotado, una bata de andar por casa, pantuflas de lana, y unas ojeras profundas, como si acabara de levantarse y ni siquiera se hubiera lavado la cara. Comenzó a decirme que lo sentía, que no podía marcharse. Insistió en hablar conmigo, y de tanto hacerlo me conmovió de tal manera que decidí dedicarle una terapia y no cobrársela. Después de todo,¿qué podía perder por escucharla? no tenía nada mejor que hacer… –Tome asiento, por favor -le dije. Y ella, como si conociera al dedillo cada palmo de la consulta, cruzó por detrás de mi escritorio saltando por encima del cable de la lámpara de mesa (que colgaba a dos palmos del suelo), y sorteó el charquito de orina que había al lado de la pata de mi sillón, como si ya supiera de antemano que aquel

HÉROES MODERNOS: AVENTURAS DE DINOSAURIOS

HÉROES MODERNOS Finalista en el Certamen Literario Tamariu, Gerona, 2015. María José Martí Kiko tuvo que atravesar un angosto desfiladero por un resbaladizo tronco de araucaria y, de ese modo, logró cruzar el río Arazonia, jugándose la vida a más de sesenta metros de altura sobre unas turbias y aterradoras aguas bravas. Le perseguía un Mega Tyrannosaurus rex, el más terrible dinosaurio carnívoro que jamás ha existido ni existirá sobre la faz de la Tierra. Kiko corría, y no corría como cualquiera, pues sus poderes sobrenaturales le permitían dar zancadas de veinte metros ¡o más! y brincar hasta una altura de cinco pisos. Puedes escuchar este relato en el programa: A voz en cuento, un podcast presentado y dirigido por José Jesús García Rueda: Huyendo de su perseguidor, se había adentrado en la oscura selva mesozoica del cretácico tardío, y debía sortear, no sólo las negras manchas de las cyatheas arborescentes, sino además las ramificaciones espinosas, verdes e intensamen

Cuentos de Leopoldo Alas Clarín, grandes clásicos

A quienes os guste la lectura, ya seáis jóvenes o adultos, os recomiendo hoy, dando lugar a la apertura de este apartado de Grandes Clásicos, un cuento maravilloso de Clarín. ¡Adiós, Cordera! [Cuento. Texto completo] Leopoldo Alas (Clarín) Eran tres: ¡siempre los tres! Rosa, Pinín y la Cordera. El prao Somonte era un recorte triangular de terciopelo verde tendido, como una colgadura, cuesta abajo por la loma. Uno de sus ángulos, el inferior, lo despuntaba el camino de hierro de Oviedo a Gijón. Un palo del telégrafo, plantado allí como pendón de conquista, con sus jícaras blancas y sus alambres paralelos, a derecha e izquierda, representaba para Rosa y Pinín el ancho mundo desconocido, misterioso, temible, eternamente ignorado. Pinín, después de pensarlo mucho, cuando a fuerza de ver días y días el poste tranquilo, inofensivo, campechano, con ganas, sin duda, de aclimatarse en la aldea y parecerse todo lo posible a un árbol seco, fue atreviéndose con él, llevó la confi